El embalse de Cecebre, medio siglo regando de vida la ciudad de A Coruña

En junio de 1974 comenzaron las obras de una herramienta clave para la expansión urbanística
El embalse de Cecebre, medio siglo regando de vida la ciudad de A Coruña
Visita de las autoridades a las obras en septiembre de 1975 | AEC

El próximo mes se cumplirán 50 años del inicio de las obras del embalse de Cecebre, una infraestructura imprescindible para A Coruña y su área y que posibilitó en su momento el abastecimiento y expansión de la urbe. Hoy en día, el pantano, que cuenta con 363 hectáreas y alberga 22 hectómetros cúbicos, se ha convertido también en un referente de la biodiversidad y en un lugar de esparcimiento.


Los 400.000 habitantes de A Coruña y sus municipios de influencia se abastecen de la cuenca del río Mero, aunque en sus orígenes el suministro partía de Cañás, en Carral, y posteriormente desde A Telva, en Sigrás (Cambre). Con la expansión urbanística y el éxodo rural hacia la ciudad, comenzaron las dudas sobre el futuro del suministro, agravadas por la puesta en marcha de industrias como la refinería de Meicende, y se puso sobre la mesa construir un embalse.

 

Redacción del proyecto 

Jaime Castiñeira de la Torre, director general de Emalcsa, que gestiona la infraestructura, recuerda que “en 1963 se barajaban dos opciones: crear una presa en la confluencia del río Brexa con el Mero, con abundantes afecciones a casas y al apeadero de Galiñeiros; o entre el río Barcés y el Mero, lo que permitiría una mayor capacidad y una cota más alta que salvaría la vía del tren”. Como consecuencia del informe de Ricardo Fernández Cuevas, en 1965 el Ayuntamiento coruñés encargó al ingeniero Luciano Yordi Carricarte la redacción del proyecto ‘Ampliación del abastecimiento de agua para Coruña’, elaborado en tiempo récord debido a las restricciones de agua a la ciudad en verano.


El proyecto comprendía la creación de la presa y una nueva estación de tratamiento de agua potable (ETAP) en A Telva. En el 72 se elaboró el documento de replanteo con la base de los planos de Yordi, pero firmado por Jose Antonio Orejón e impulsado por el entonces alcalde de A Coruña, Jaime Hervada. Las obras comenzaron en el 74 y se completaron con José Manuel Liaño Flores al frente de María Pita. El presupuesto final fue de 58,12 millones de pesetas, a los que hubo que añadir los 83 millones de las expropiaciones.


Entre los afectados se encontraba Engracia Pan, oriunda de Cecebre y que a principios de los 70 contaba unos 40 años y regentaba una taberna ultramarinos en Orto (Abegondo). “Tiñamos un negocio nunha casa alquilada e eles avisaron que viña o pantano para aquí e déronnos un par de anos para deixar as casas. Non marchamos só nós, marchou todo o ‘pueblo’. Non pagaban moito e tampouco había terreos para comprar en Orto, así que tivemos que volver a Cambre e compramos na parroquia de Bribes, onde aínda vivo. E non nos foi mal, a clientela medrou”, apunta Engracia Pan, que tuvo que irse a una casa “prestada” mientras no se construía la nueva vivienda y el negocio, el cual abrió en 1975.

 

Engracia
Engracia Pan, una de las expropiadas, en su vivienda de Nebrixe, Bribes | Quintana


Salustio Fernández Vigo tenía 16 años cuando su padre, palista en las obras de la presa, lo llevó como aprendiz para trabajar en el movimiento de tierras, que ejecutaba la empresa José María Fernández Vila, con domicilio en A Maceira (Arteixo) donde tenían una cantera. “Recuerdo que el día que empezaron las obras estuve trabajando con una excavadora Caterpillar 955K que era más vieja que yo y mi padre llevaba un camión Barreiros. Había mucha gente, alcaldes, concejales y periodistas”, manifiesta.


El embalse acabó con las restricciones de consumo que se habían implantado años antes, con períodos diarios de suspensión del suministro en la ciudad en los veranos. Engracia Pan añade que, de hecho, muchas familias de la ciudad acudían al Mero a lavar la ropa: “Viñan os sábados ou os domingos porque na Coruña había falta de auga”.


Jaime Castiñeira incide en que el embalse de Cecebre, junto con la constitución de la empresa municipal Emalcsa en el 77 y la creación de una red de distribución en la ciudad, revolucionó la gestión del agua.
“Estos tres hechos diferenciales permitieron la expansión de la ciudad en los años 80, garantizando que el crecimiento estuviese acompañado de unos niveles de servicio muy altos”, comenta Castiñeira, quien subraya el valor de Cecebre a nivel medioambiental. El embalse es considerado LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) desde 2004, dentro de la Red Natura 2000, y también fue declarado ZEC (Zona de Especial Conservación, vinculada al catálogo de hábitats comunitario), en 2014.


Los alcaldes de Abegondo y Cambre, José Antonio Santiso y María Pan, ponen de relieve también el valor de la infraestructura y su calidad ambiental, aunque desde el Gobierno cambrés apuestan por retomar el trasvase de Meirama para erradicar posibles problemas de sequía: “Non é lóxico que, verán tras verán, lles teñamos que pedir aos nosos veciños que limiten o seu consumo cando as empresas non están sometidas ás mesmas restricións”, dice Pan, que apuesta por convertir el Mero en una zona de recreo y por aprovechar energéticamente el agua de las compuertas.


Santiso destaca que "hoy es un pulmón verde para el municipio", pero en su momento causó "un impacto absoluto en el territorio". "Los vecinos de Orto padecieron las expropiaciones en favor del interés general", lamenta. 

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