La plaga guatemalteca lleva a la nada la producción de patata en Abegondo

La plaga guatemalteca lleva a la nada la producción de patata en Abegondo
Una de las afectadas es Francisca Barros Rodríguez, vecina del lugar abegondés de Borreiros

Francisca Barros Rodríguez (desde ya, Paca, que es como se hace llamar) reside a escasos cincuenta metros del amplio terreno que ocupa el CIAM pero, como el Centro de Investigaciones Agrarias se ubica en Mabegondo y su invernadero en Abegondo, se ha visto obligada a desprenderse, bajo pena de multa de 3.000 euros, de decenas de kilos de patatas. Si en 1833, cuando se llevó a cabo la división administrativa de Galicia, en general, y de la provincia coruñesa, en particular, el lugar de Borreiros pasase a formar parte de la parroquia de San Tirso, en lugar de a la de Santa Eulalia, como sucedió, ahora continuaría disfrutando de la tortilla hecha con producto de su propio invernadero. Los marcos físicos se pueden mover, los burocráticos no es tan sencillo.


“Avisáronme un ‘viernes’ e xa viñeron o ‘lunes’. Dixéronme que me tiña que desfacer de todo o que tiña plantado, que se non me ían multar. Tamén me dixeron que as collían eles pero ó final tívenas que cachear eu. Xa non me acordo cantos sacos foron pero eran máis de 25 quilos. A ver se é certo que me van pagar algo por elas. Un papel déronmo”, afirma Paca, que se enteró de que se vería muy afectada por los efectos perniciosos que la plaga guatemalteca está provocando en el municipio de Abegondo porque acudió al Ayuntamiento.


Una vez allí se la informó, como al resto de pequeños productores interesados en conocer la situación en la que les deja esta epidemia, de que el territorio se ha convertido en ‘zona cero’ del ataque de una pequeña polilla que también hace estragos en lugares de Galicia como Fene, Moeche, Cariño o As Somozas. 


Quien, asimismo, fue notificado, y no por un técnico municipal sino por otro de la Xunta, es un vecino de Paca. A José Antonio Barbeito se le preguntó directamente si almacenaba tubérculos. Evidencias como una ‘leira’ a punto de ser sembrada, en las inmediaciones de su vivienda, no dejaban lugar a réplica.

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José Antonio Barbeito es otro de los afectados en Abegondo


“Levaron máis de vinte sacos. Era o que me quedaba ata que cacheara as de cedo. Se mas van pagar non o sei, a min non me deixaron ningún papel”, dice Barbeito, al tiempo que revela que no podrá plantar ni una sola patata en terrenos de su propiedad en la parroquia de Abegondo, al menos, en el plazo de tres años.
Sin embargo, esta prohibición expresa y taxativa tiene una derivada: si no el miedo, el temor. Aunque el veto afecta a los agricultores de la capital del municipio y a los de Cabanas, Figueroa y Sarandóns, los de Cerneda, por ejemplo, se resisten a plantar porque si la normativa varía se verían obligados a destruir la cosecha. Lo que supone pérdidas económicas y laborales. Una plantación implica la compra de simiente, su siembra y su posterior recolección. Demasiado esfuerzo para jugarlo a una lotería. 


Responsabilidad 


La responsabilidad de este desaguisado no es de la Consellería de Medio Rural. El ‘desalmado’ se llama ‘Tecia solanivora’ pero para los que ya han ‘disfrutado’ de su presencia es más conocido como ‘plaga guatemalteca’. En la web del Ministerio de Agricultura, que le dedica un artículo prolijo, se considera de utilidad pública la lucha contra esta epidemia que ha supuesto el mayor impacto económico para el cultivo de la patata en América Central y América del Sur. 


“Se trata de una polilla de hábitos nocturnos perteneciente a la familia ‘Gelechiidae’. El único hospedante identificado hasta la fecha es la patata. El adulto hace la puesta en la base de las plantas de patata o directamente en los tubérculos que no están enterrados a profundidad suficiente. La larva penetra en el tubérculo para alimentarse provocando la presencia de galerías, que ocasionan importantes daños en el cultivo y en el almacén. Como consecuencia de la presencia de orificios en el tubérculo, que sirven de entrada para otros patógenos, y a la producción de excrementos de la larva, es frecuente la aparición de descomposiciones secundarias en el tubérculo que hacen que la patata no se pueda comercializar”, apuntan desde el Gobierno.


La plaga en España está presente desde el año 1999, cuando se detectó por primera vez en las islas Canarias. No fue hasta 2015 cuando sus efectos se dejaron notar en Galicia. Según Agricultura, de esta comunidad pasó a Asturias, donde ya está erradicada. Ahora persiste en cinco zonas gallegas. Una de ellas, y durante al menos tres años, continuará siendo Abegondo.

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